
De que se puede, se puede hacer. De que se deba hacer… pues corresponde al
criterio de cada uno. Pero aquí les comentaremos por qué razón
no es recomendable.
Primero, sabemos que los alimentos están formados casi en su
totalidad por agua, cuando sometemos los productos a temperaturas entre
-2°C y -18°C, el agua se comienza a congelar generando macro
cristales, las cuales rompen las estructuras internas
de los productos cambiando su características organolépticas,
por lo cual los productos tienen menor tejido conjuntivo y por ende poseen menor
capacidad de retener el agua esencial de los alimentos, que es
donde están los sabores y nutrientes. Es por eso que cada vez
que descongelamos un producto vemos que bota mayor cantidad de líquido.
Después, sabemos que irremediablemente tenemos que aprender a convivir con
bacterias… pero cuando estas se nos sobrepasan en un alimento
nos puede generar malestares e intoxicaciones. El punto es que al congelar un
alimento, también estamos congelando los microorganismos que
hay dentro de él. Y aunque hay ciertas bacterias que mueren en temperaturas
bajas (termófilas y mesofilas) están las
psicrofilas, las cuales son capaces de resistir estas
temperaturas y pueden proliferarse dentro del producto.
Ahora, que empezamos a deducir.
Cuando un producto congelado lo comenzamos a descongelar, lo ideal es hacerlo
lo más lento posible, idealmente de un día para otro. Pero bien
sabemos que en cocina a veces
no es así (que lindos días aquellos descongelando bajo el chorro de agua…). De
cualquier manera, una vez que el producto esta descongelado ya pasó de los -18°C
hasta los 5°C o 10°C tal vez. En todo ese lapso de tiempo más microorganismos
habrán entrado dentro del producto continuando con la masificación. Además que
sobre los 5°C se pueden desarrollar bacterias mesofilas las cuales aumentaran
aun más el contenido de microorganismos. Y además… el agua esencial del
alimento elimina sus nutrientes, y les da un entorno más húmedo
para las bacterias… y tenemos un producto más “seco”. Mucha textura
perdida!
***
Literalmente, aquellas son las razones por la cual no es recomendable
recongelar los alimentos, ya que aumentaremos aun mas su contenido
bacteriano y empeoraremos cada vez sus
características organolépticas. En el fondo tenemos un producto
que no es seguro desde un punto de vista
higiénico y un producto de poca calidad desde
un punto de vista culinario.
Pero… como toda regla tiene su excepción, hay métodos para recongelar
productos para que así tengamos alimentos más seguros.
- Aplicar cocción al producto: si aplicamos temperaturas
altas (sobre los 65°C) cambiaremos su estructura física y química y eliminaremos
gran parte de las bacterias. Como ejemplo podemos recongelar una carne cruda que
la hayamos braseado o estofado (y mejor que la guardemos dentro de sus jugos de
cocción!)
- Utilizar un abatidor de temperaturas o una célula de
abatimiento: gracias a este maravillosa maquina podemos congelar un producto con
micro cristales en vez de los macros, lo cual nos entrega una mejor textura y
menor perdida organoléptica, además de que el congelamiento es más rápido por lo
cual las bacterias poseen menor tiempo de proliferación. Aunque recomendamos no
abusar de este método para la recongelacion, ya que es mejor no hacerla más de 1
vez por producto indiferente si le hayamos aplicado cocción o no. ( y para los
vanguardistas… si, ¡también podemos usar nitrógeno líquido!)
Entonces, ya lo pensaras mejor antes de volver a congelar esos camarones,
pescado o sopa de verduras. Pues como se dice: “si congelas porquería,
¡descongelas porquería!”

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